Con la llegada del invierno, muchos son los ciclistas que deciden tomarse un periodo de descanso y dedicar su tiempo libre a otros quehaceres, debido a las incontables inclemencias meteorológicas de esta fría estación. Sin embargo, el invierno también es la época en que muchas personas toman la solemne decisión de ponerse en forma por aquello de los buenos propósitos para el año nuevo. Para unos y para otras, el rodillo puede ser la mejor opción para pedalear en la época más fría del año de forma cómoda, divertida y en nuestra propia casa.
El rodillo, la mejor opción para pedalear en casa
El rodillo se presenta como una de las mejores opciones para seguir entrenando (o comenzar) con la bicicleta en nuestra propia casa, sin importar las condiciones climatológicas que reinen en el exterior. En el mercado actual existen modelos de rodillo de todo tipo y por un precio bastante ajustado que nos permiten disfrutar de una sesión de entrenamiento en nuestra casa mientras escuchamos música o vemos nuestro programa, serie o película preferida en la televisión.
Elegir el tipo de rodillo que más nos convenga puede resultar la elección más complicada en el caso de que optemos por entrenar en nuestra propia casa. Principalmente, existen dos tipos de rodillos:
- El rodillo fijo, que es el más adecuado para principiantes y el más seguro para nuestros entrenamientos, puesto que la rueda trasera de nuestra bicicleta se encuentra fijada al mismo y no existe riesgo de caída. En el mercado existen multitud de modelos con diferentes características, resultando los más adecuados aquellos que dispongan de una unidad magnética de resistencia que nos permita seleccionar la dureza de nuestros entrenamientos.
- El rodillo tricilíndrico o vulgarmente conocido como de rulos, requiere de una adaptación más larga y resulta mucho menos seguro que el rodillo fijo. En el rodillo tricilíndrico nuestra bicicleta permanece en equilibrio sobre los propios rodillos, por lo que el riesgo de caída es mucho más elevado pero también se mejora mucho más el entrenamiento de nuestros reflejos y equilibrio, gracias a la percepción total de nosotros con nuestra bicicleta.
Dejando de lado los tipos de rodillos existentes, la época invernal suele coincidir con el inicio de temporada (o propósitos de salud) de muchas personas. Entrenando con un rodillo en nuestra propia casa podemos hacer sesiones más o menos largas (de 30 minutos hasta 2 horas o más) y de poca intensidad (al 50-70% de nuestra capacidad cardiovascular) en las que primará un trabajo aeróbico y de puesta a punto, ideal para lograr o mantener una buena base aeróbica y tonificar nuestros músculos mientras el frío decide despedirse de nuestros pedales hasta la siguiente estación invernal.
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